BERNARDO ARÉVALO ASUME FINALMENTE LA PRESIDENCIA DE GUATEMALA LUEGO DE INCIDENTES Y RETRASOS
Bernardo Arévalo asume finalmente la presidencia de Guatemala luego de incidentes y retrasos. Bernardo Arévalo de León asumió finalmente la presidencia de Guatemala en medio de una jornada marcada por incidentes y retrasos, con la oposición del Ministerio Público (Fiscalía).
La toma de posesión, programada inicialmente para la tarde del domingo, se retrasó más de 10 horas, provocando la partida de varios líderes internacionales que planeaban asistir, incluyendo el presidente de Chile, Gabriel Boric, y el rey de España, Felipe VI.
Este retraso fue interpretado por algunos diputados de oposición como un intento de “golpe de Estado”, tal como lo había advertido Arévalo de León en septiembre pasado, acusando a la fiscal Consuelo Porras de querer evitar su investidura.
Arévalo de León, del partido progresista Movimiento Semilla, surgió de las manifestaciones contra la corrupción en 2015 y ganó las elecciones presidenciales de 2023.
El nuevo presidente, de 65 años, exdiplomático y con experiencia como sociólogo y filósofo, anticipó que su gobierno enfrentará decisiones difíciles y momentos de duda y temor.
Desde su paso a la segunda vuelta electoral en junio, Arévalo enfrentó una ofensiva de la Fiscalía que buscó retirarle la inmunidad, desarticular su partido y anular los comicios, alegando anomalías electorales.
El presidente electo, calificó las acusaciones como espurias y anunció que una de sus primeras acciones será pedir la renuncia de la fiscal general Consuelo Porras, sancionada por Washington por “corrupción” y por “socavar la democracia”.
Con la población hastiada de la corrupción, las comunidades indígenas demandando el fin de la exclusión y la juventud necesitando oportunidades para evitar la migración, Arévalo enfrenta el desafío de liderar un país con el 60% de sus 17,8 millones de habitantes en la pobreza, uno de los índices más altos de América Latina.
A pesar de las dificultades, el nuevo presidente promete una “nueva primavera”, evocando las reformas sociales de la “primavera democrática” de las décadas de 1940 y 1950, lideradas por sus antecesores Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz.
Esta época fue abruptamente interrumpida por un golpe de Estado auspiciado por Washington.
El nuevo presidente se enfrenta a una situación política complicada, ya que tanto el expresidente Jimmy Morales como el saliente Alejandro Giammatti, los cuales designaron y ratificaron a la fiscal general Porras, están vinculados a sectores corruptos.
Aunque Arévalo no tiene la facultad directa para destituir a Porras, su intento de removerla señala la intención de su gobierno de implementar cambios significativos en la lucha contra la corrupción.
