CELEBRAR HALLOWEEN EN CUBA ¿TRUCO O TRATO?
Celebrar Halloween en Cuba ¿truco o trato?. ¿Por qué molesta tanto Halloween a las instituciones del régimen cubano que administran la cultura? ¿Por qué gastan tanto tiempo en atacar esta celebración del miedo y las brujas?
¿Será porque la fiesta del 31 de octubre ha calado más en el pueblo cubano que todo su manojo de fechas patrióticas y sustitutos comunistas de otras tradicionales celebraciones como el Día de Reyes, Noche Buena, Navidad o incluso el mismísimo Fin de Año, que siempre han buscado solapar con el 1ro. de enero, declarado como fecha patria y fiesta nacional?
¿Le tienen miedo a par de calabazas, algunos esqueletos y fantasmas? ¿O no le gustan las personas disfrazadas? El caso es que cada año las instituciones culturales le dedican una buena dosis de ataques y maldiciones oficialistas a esta fecha. La etiquetan de “colonialismo cultural”, de ingerencia, llegando casi a tildar de anti cubanos y contrarrevolucionarios a quienes se atrevan a celebrarlo.
Como si la mayor parte de la cultura cubana no estuviera estructurada a base de prácticas importadas de otras regiones. Empezando por el béisbol, deporte nacional que vino directamente de los EE.UU, el mismo origen que Halloween. Solo que cuando ellos llegaron al poder, ya “la pelota” estaba aplatanada. El proceso de asimilación cultural había terminado.
¡Ni siquiera la Flor Nacional es endémica! La Mariposa es una emigrante que proviene de la India y Nepal, y se naturalizó en la isla. Tampoco la caña de azúcar creció naturalmente en los campos de la isla. Es otra importación.
Cuba fue colonizada en el siglo XV por España, y casi toda su población autóctona, con su cultura y tradiciones, fue desgraciadamente barrida bajo el empuje de las maneras y formas europeas, occidentales. Y no se ve mucho a los ministros y funcionarios cubanos de la cultura abogar por restituir el areíto como práctica festiva, ni tampoco incorporar el tambor mayohuacán a las orquestas de salsa. Tampoco el INDER ha intentado rescatar la práctica del juego de Batos, o legitimarlo como verdadero deporte nacional.
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El único “pecado” de Halloween es su tardío arribo a la isla, y encontrarse en pleno proceso de integración a las prácticas culturales de su pueblo. Es otra influencia inevitable, proveniente de un vecino demasiado cercano como para que las brujas no se lleguen hasta acá cada final de octubre.
Los funcionarios aprovechan los extremos en que han caído algunos jóvenes demasiado entusiasmados con Halloween —como los que se disfrazaron del Ku Klux Klan el año pasado en Holguín, y el que el sábado último se vistió de oficial nazi— para arremeter contra esta fiesta de disfraces y monstruos, como si fuera la culpable de estas iniciativas de mal gusto, que deben analizarse de manera particular. Si esos jóvenes simpatizan con la supremacía blanca y el nazifascismo, hay que investigar sus motivos personales, y no prohibir la práctica general. La mayoría se disfrazan de fantasmas, brujas, vampiros, y otros esperpentos fruto de la imaginación y el miedo.
Dado el rechazo que siente gran parte del pueblo cubano por estos personeros del régimen, Halloween será más atractivo mientras más lo ataquen. Solo por llevarles la contraria al oficialismo, muchos seguirán disfrazándose el 31 de octubre, llenando las casas de adornos alegóricos a la fecha, y hasta simpatizarán con los muchachos que tomaron las desafortunadas decisiones.
Halloween sigue ganando adeptos entre los cubanos, que lo celebran como pueden, unos con muchas galas, otros con pocas, pero cada vez son más los que disfrutan del Día de Brujas y sus monstruos.
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