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A LA ESPERA DEL PAQUETAZO

A LA ESPERA DEL PAQUETAZO
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A la espera del paquetazo. Llegó el 2024 y el famoso estribillo de Feliciano: “Próspero año y Felicidad” es un augurio en que los cubanos de a pie no creen. El infierno inflacionario que se avecina con el pronosticado aumento de los precios del transporte, el combustible, y la electricidad,  anunciado por el gobierno, ya se aplica en las calles. El mercado negro no espera la puesta en marcha oficial.
Las medidas anunciadas por el primer ministro Marrero para enmendar las distorsiones de una economía, que ellos mismos torcieron, pretenden seguir exprimiendo los ingresos del pueblo. Ya en fin de año el precio de la carne de puerco se elevó a 700 pesos. “Y lo que sube aquí, no baja” dice Alexis, vendedor de un puesto de carne particular en Micro 9 en Santiago de Cuba. “La opción ahora es ser vegetarianos completos, ya lo éramos, pero nos salvaba el pollo de la libreta que ya no llega”.
El ministro de economía Alejandro Gil defendió el paquetazo que, según él, “tiene como base las opiniones del pueblo”. Si seguimos su lógica, el pueblo consintió en la subida de los precios a los servicios básicos para reimpulsar la economía y proteger a la población vulnerable, pero los cubanos vulnerables, que son la mayoría de las personas de la población, sienten que las medidas van contra ellos.
Joaquín, es botero, tiene un jeep willy, con él transita la rutas de Plaza de Marte a Micro 8 en Santiago de Cuba, y no está feliz. “Si ya era caro comprar combustible en la calle y el que me dan no me alcanza, ahora volvió subir, y tengo que subir el precio del pasaje. Ahora mismo se está esperando el nuevo precio oficial del litro, que dicen estará en 250 pesos, pero por el simple anuncio, ya está el precio en el mercado negro a 700 o 750 pesos. El pasaje que costaba 20 o 25 pesos por persona ahora cuesta 50 y seguirá subiendo”.
Luis es de la misma opinión, que maneja una moto, el taxi más popular y eficiente en Santiago de Cuba. “Una carrera normal dentro de la ciudad estaba sobre los 150 pesos, ya está en 200 en el centro, si vas para las afueras son 250. Cuando tiren los nuevos precios una carrera corta no bajará de los 300 pesos”.
“La subida del precio del combustible va a subir todo”, dice Aliuska que tiene una cafetería en su casa. “Te cuento: yo salgo temprano a buscar pan en la panadería, porque si lo cojo a los revendedores callejeros es más caro, cojo moto para ir y para volver, si el precio del pasaje sube, y además me suben la electricidad porque tengo un aire acondicionado, tengo que sacarlo de lo que oferto, el refresco, el sandwich. Y así va a ser con los camiones que traen las viandas de los montes, los que  hacen la ruta Santiago-Habana, todo va a subir, menos los salarios”.
Algunos como Alina hicieron su cena de fin de año, y el costo la dejará sin comer carne por lo menos 2 semanas. “Hice mi cena comprando de poquito en poquito, no iba a perder mi tradición. Fui a los mercados para completar lo que me faltaba el 31, con mis últimos 2000 pesos. Pensé que con los mandados de enero me iba a sostener unas semanas, pero nada, no ha llegado el arroz. Pero el señor es misericordioso y mi hermano en Miami me envió un dinerito, y compré arroz, frijoles, viandas y aceite. Estoy comiendo bien, ya comí bastante carne el fin de año. Por lo menos puedo esperar los poquitos mandados con calma”.
Los que pudieron celebrar el fin de año, lo hicieron para conmemorar un año más de vida en el socialismo insostenible castrista. El 65 aniversario revolucionario fue excluido de las celebraciones privadas. “Nada que celebrar”, dice Emilia ama de casa, “aquí estamos en vilo esperando la subida de precios, que según dicen ellos, pidió un pueblo que no tiene dinero. ¿Quién va a celebrar una revolución que nos mata de hambre?”
Maricel Nápoles González

Maricel Nápoles González

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