CARTA 04 A DÍAZ-CANEL
Carta 04 a Díaz Canel
Por: Leopoldo Ávila Jr.
Miguel:
Creo que coincidirás conmigo en que el mayor beneficio que la cumbrecita del G 77 más China para Cuba fue que la basura de los municipios de Playa y Plaza de la Revolución fue recogida puntualmente en esos días. Es bueno disfrutar un tiempo, aunque sea corto, de una cuadra sin muladares, sin la peste de los restos de comida pudriéndose, sin los muebles rotos patas arriba ni los sacos de escombros de las construcciones. Gracias por este servicio colateral.
Hace falta que celebres más eventos así, para que tus amigotes izquierdosos vengan a fiestar al Caribe, y al menos la basura de dos municipios sea recogida con la eficiencia debida, por dos o tres días. Ya idos los invitados a tu pachanga política austera, dejan de sí nuevos basureros en formación. Los agujeros dejados por los equipos pesados comienzan ya a llenarse de nuevo de sacos de piedras, tarecos y jabitas de nylon apestosas. Eso es lo que dejan detrás los políticos que viven a costa de llorar miseria en el mundo: montones de mierda.
Esa fue tu cumbre, una gozadera de fin de semana entre viejos con trajes y guayaberas, con caras siempre sonrientes que parecen máscaras, que hablaron de cosas que a muy pocos cubanos le importan y a muchos menos ayuda en algo. Ni siquiera a los batallones de policías que esparciste por las esquinas. Deberías haberles visto las caras. Estaban “ostinaos”, como se dice. Sus rostros revelaban que ya sus abultados salarios y las cajas de pollo que les venden a bajos precios no alcanzan para estimularlos. El tedio no se puede esconder. Se saben despreciados.
Pasé cerca de uno, y estaba viendo u oyendo algo sobre Barbie en su teléfono móvil. Escuché el conocido tema de Aqua: “I’m a Barbie girl, in a Barbie world, imagination…” saliendo de su motocicleta sofisticada y con el tanque lleno de la gasolina que no tiene nadie. Se viró asustado hacia mí, las miradas se cruzaron. Atenuó rápido el volumen. De repente me imaginé que el uniforme de la policía cubana cambiaba a rosado. Y forrados con trapos de ese color golpeaban a las masas hambrientas, sofocando sus protestas justas.
Deberías vestir a todos los policías de rosado, y pintar todas las patrullas de rosado. Una idea que te dejo por aquí… No van a ser más ridículos de lo que ya son. Son peligrosos pero ridículos. Payasos tristes de una dictadura fuera de vista y chea. Son asnos con garras, nunca mejor utilizado este apodo. Villena realmente hablaba al futuro, no a su presente. Lo presintió de alguna manera.
Y aquí estás tú, con tus garras y tu estupidez, y tu montura, de la que no se baja Raúl Castro. Todos los días viaja hacia Belén bien acomodado en tus espaldas. Y de vez en cuando te pide que rebuznes en su nombre. Pero tú eres del tipo de burro que no toca la flauta bien ni una vez por casualidad. El del refrán tuvo más suerte que tú.
Bueno, ya por hoy me cansé de conversar contigo, de tratar una vez más de hacerte entrar en razón. Hasta más ver…
Leo
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