CARTA 17 A MIGUEL DÍAZ-CANEL POR: LEOPOLDO ÁVILA JR.
Carta 17 a Miguel Díaz-Canel
Por: Leopoldo Ávila Jr.
Cuando un régimen político le trata de quitar la potestad de sus hijos a una madre para castigar y silenciar su lengua irredenta, solo significa que ha caído en el más profundo y definitivo de los abismos, de los que no se puede salir. No hay retorno posible, Miguel. Ni para ti, ni para tu memoria, ni para tu familia que deberá cargar durante siglos con la vergüenza de tenerte entre sus ancestros. Tampoco hay perdón ni para tus ministros, funcionarios, servidores, ni para tus policías, tus soldados y chivatones.
Diasniurka Salcedo es una piedra en tu zapato y en las botas de tus amos nonagenarios. Y lo mejor que se les ocurre a tus asnos con garras es quitar a sus hijos de su lado para quebrarla, para desmoronarla, para destruir su humanidad. Claro, ni tú ni tus secuaces pueden definirse como humanos. Tampoco como animales pues los animales solo atacan y matan para defenderse o alimentarse.
Aunque mirándolo bien, eso es lo que tú y tu revolución que es pura reacción, tratan de hacer: sobrevivir a toda costa, sobrevivir a la historia, sobrevivir a la realidad, sobrevivir a la verdad insoportable de que fallaron de todas las maneras posibles, de que están fuera del juego por completo. Aunque las limosnas chinas, rusas, iraníes, norcoreanas, venezolanas y nicaragüenses les hagan pensar de otra manera.
Nadie te va a mantener a ti, a la familia Castro, a los generalotes de casi 100 años y a sus parentelas, como ustedes quieren, como logró Fidel Castro hace décadas, contando con un escenario político mundial muy diferente al actual, apostando por la Guerra Fría y su mística socialista.
Ya nada de eso es así. Hay polarización, claro, hay potencias en conflicto, sin dudas, incluso está claro que la Guerra Fría no acabó del todo. Pero ya no se trata de ideologías. Las caretas cayeron. El socialismo solo sabe demostrar cuán fallido es como experimento social. Ahora se trata de poder puro y duro, descarnado, y ahí no vales nada. Apenas como una estación de espionaje, como una posible base de avanzada en caso de una guerra mundial que vuelva a valorar las ubicaciones geográficas estratégicas. Fuera de eso, son unos mendigos tercermundistas y desarrapados que recuerdan con nostalgia cuando estuvieron cerca de ser importantes.
Les tuviera lástima sino fueran tan terribles, tan vacíos de moral, principios, piedad y amor. Y tan llenos de basura. Apestan a muerto, a cloaca, aunque vistan ropas caras, tomen bebidas selectas, coman platos finos. Son solo cadáveres que se creen vivos. Son zombis verdeolivos.
Y como zombis se lanzan a morder y a devorarle el cerebro a todo el que se interponga en su camino. No hay apariencias que guardar, no hay noblezas que aparentar ni camuflarse de justos. Son esqueletos ambulantes y agresivos que solo existen para lograr un objetivo: sobrevivir contra todos los pronósticos, contra todas las posibilidades. Lo demás no es importante. Solo avanzar, arrollar y destruir. Hasta la muerte siempre. Zombi o muerte. Muerte.
Las señales estaban ahí, pero nadie las entendió ni quiso entenderlas desde el principio. Es tu casta o la muerte. Todos los derechos dentro de ese agujero negro que llamaron Revolución, fuera de esta, nada. Nunca hubo opciones, ni posibilidades de entendimiento. Ya eran zombis cuando bajaron de la Sierra Maestra, y recorrieron el país con su peste a monte, que en verdad era peste a muerto, y luego llegaron a La Habana, oscureciéndola con sus barbas piojosas y sus tanques oxidados. Siempre estuvieron muertos…
Hasta más ver…
Leo
RÉGIMEN CUBANO NO LOGRA RETIRAR LA CUSTODIA DE SUS HIJOS A LA ACTIVISTA OPOSITORA DIASNIURKA SALCEDO
