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CARTA 18 A MIGUEL DÍAZ-CANEL POR: LEOPOLDO ÁVILA JR.

CARTA 18 A MIGUEL DÍAZ-CANEL POR: LEOPOLDO ÁVILA JR.
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Carta 18 a Miguel Díaz-Canel. Por: Leopoldo Ávila Jr. Te están haciendo la cama, te están midiendo y no es para ropa, Miguelito. Vas a salir como bola por tronera nada más se les acaben los motivos de arrepentimiento y las lágrimas de cocodrilo. Ya aceptaron que su precioso Ordenamiento se desordenó más que Carilda cuando tocaba a alguien con la punta de los senos. Ya aceptaron que están asesinando mujeres en Cuba a troche y moche. Ya al viejo Lazo se le fue la catalina con la de los chícharos fríos, e hizo puré de San Germán con ella. Y casi le explota la cabeza cuando dijo que en Cuba solo funciona el capitalismo.

¿Qué viene después? Reconocer que les falló el presidente. Que no le pusieron lo suficientemente bien el dedo y te saliste del plato. Que viajaste demasiado y trajiste poco aparte de la pacotilla de la Machi y los maletines caros para el hijastro. Y lo que se les ocurra. Te sacan del tablero y vendrá otro, que también fallará pues el error no está en la persona, sino en el sistema. Pero no lo van a reconocer y seguirán mandando gente para la hoguera. Hasta que no les quede nadie.

Eres desechable, todos son desechables menos los que llevan sangre de los Castro Ruz y de los generalotes nonagenarios. No importa que seas doctor ni que la Machi sea doctora aunque no sepa escribir bien. Los generales siempre le ganarán a los doctores. Y más cuando no son generales de academia, sino de monte, de manigua, de potrero y vallas de gallo. Tampoco los doctores son de universidad, si no de papel sanitario. Tu título pierde la tinta con la primera llovizna. También tu presidencia está firmada con lechada de cal. Como los contenes de las aceras en las antiguas fiestas de los CDR. Como las mitades inferiores de los postes de la luz. Al otro día se iba. Y si llovía antes, desaparecía. Eso eres tú, lechada de cal.

La Asamblea, bueno, ya creo que en cartas anteriores hablamos de las focas que aplauden. Aunque las focas son muy lindas y en esa asamblea hay gente muy fea, afeada, envilecida, arrugada, pintorreteada como payasos de cumpleaños sin gracia. Hinchados, más que gordos. Llenos de aire, mentiras y miedo. Por eso la obesidad de los dirigentes es tan molesta de ver. Porque no es de comida, es de mentiras, miedo y el aire llena los espacios que antes ocupaban la dignidad, la honestidad, la voluntad.


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Partido y la Asamblea son muy feos, muy desagradables. Molestos de ver. Esa es la verdadera fealdad, la más insoportable horripilancia, feura, chealdad. Son palabras tan desagradables que la Academia Española no las ha aceptado aun, pero a la vez resumen, representan mejor lo que eres tú y tu pandilla de inútiles. Porque estás claro que para Castro y Co. los súbditos son menos valiosos que los enemigos ¿no? Y mucho menos, merecen algo de respeto. A los enemigos tienen que valorarlos más pues no los pueden controlar ni mandar a quemar cuando se les antoje. Los tienen que tener en cuenta. A ti no, solo te tienen en cuenta para que les traigas las pantuflas o lleves recados de ellos a los amigotes totalitarios de Irán, Hamás, Rusia, China. Eso eres también, un mandadero. Partes en tu bicicletica trasatlántica con la mochila al hombro para repartir mensajitos y chucherías a los potenciales proxenetas de la “Revolución” prostituida —desde las 12:01 am del 1ro. de enero de 1959, no venga nadie más a decir que en algún momento fue un “proyecto” noble y esas boberías.

¿Ya pusiste tus bardas en remojo? Porque las de Víctor Manuel Rocha ya ardieron. Están para quemar gente en estos tiempos. Pura carne de cañón. Carne de escopetica de palo, carne falsa de soya de pistolita plástica. Eso eres para ellos. Hasta para mí vales más, que pierdo mi tiempo semana tras semana escribiéndote estas misivas, que pienso en ti, que incluso creo que sabes leer y escribir. Te valoro demasiado, casi que te quiero.

Sin más…

Leo

CARTA 17 A MIGUEL DÍAZ-CANEL POR: LEOPOLDO ÁVILA JR.

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Leopoldo Avila Jr.

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