EL BALLET DE CAMAGÜEY Y EL ARTE DE LA FUGA
El Ballet de Camagüey y el arte de la fuga. El Ballet de Camagüey tiene un largo historial de emigraciones durante sus giras internacionales, referida en septiembre de 2023 por su propia directora, Regina Balaguer, en una entrevista a la prensa oficialista cubana, a propósito de lo que fue hasta ese momento una de las fugas más masivas experimentadas por la compañía.
El periódico local Adelante, vocero del Partido Comunista único, publicó una entrevista a la que es además hija de José Ramón Balaguer, viejo personero del régimen castrista, en la que la ex bailarina y regisseur comentó que el Ballet “a lo largo de su historia ha tenido éxodos”, aunque reconoció que “en este momento es mucho más intenso”.
Balaguer recapituló entonces que “en una oportunidad se fueron 13 bailarines solistas, primeros solistas, y la compañía siguió. En el 94, de Monterrey regresaron 12, la compañía se quedó sin varones. A México fuimos en 2004 y se quedaron 6, pero en 2018 estuvimos en Suiza y en España y no se quedó nadie”, comentó entonces con cierto optimismo, que trataba de atemperar la escandalosa fuga emprendida por otros 8 integrantes de la compañía durante su tercera gira de 8 semanas por España con El lago de los cisnes.
Ahora, con la cuarta gira, España vuelve a ser escenario de un escape más grande aun, que emula con los éxodos históricos de los terribles años 90 citados por Balaguer. 12 integrantes de la compañía no regresaron a Cuba tras otra gira de dos meses por escenarios de Madrid y Zaragoza con un nuevo montaje de Cascanueces. Tal parece que los bailarines tratan de “rectificar” el error cometido por sus predecesores en 2018.
La noticia esta vez fue hecha pública por el periodista independiente camagüeyano Henri Constantín, director de La hora de Cuba, y queda esperar por las posibles nuevas declaraciones de Regina Balaguer, que pudieran no diferir mucho de las de hace 4 meses. Entonces, además del recuento migratorio, también había declarado a Adelante algo que no debe haber agradado mucho a los funcionarios represores del Ministerio de Cultura ni a la Seguridad del Estado: “Tampoco los vamos a amarrar, cada cual es dueño de su vida”.
Esta tranquila y resignada declaración habla a favor de alguien que sabe y acepta la desesperanza en que la isla se ha sumergido, de la falta de futuro que cualquier cubano, artista o no, percibe. De Cuba solo queda huir. Incluso para quienes, como reza el dicho popular, “no se bajan del avión”.
Ya no basta viajar mucho, pasar gran parte del año en otros países, lejos de la insondable e insoluble crisis sociopolítica y económica que agobia a Cuba. Nadie quiere ya ni vivir entre las dos orillas. Mejor quemar de una vez los puentes. Y el Ballet de Camagüey, con su permisiva directora, parece ser un buen puente de una sola vía para salir de Cuba sin boleto de retorno.
El aumento de los exiliados y el pobre desempeño de la compañía, reseñado por la prensa especializada española, habla hasta de una posible tensión entre los bailarines que solo pensaban en el momento de la fuga. Y apenas repetían las coreografías como marionetas sin alma, en un mero “acto de presencia”, para terminar rápido y seguir adelante, mientras más lejos de Cuba, mejor.
El Heraldo de Aragón señaló que “la coreografía y la escuela de esta compañía no es acertada. El arte de la danza no consiste solamente en saber girar, sino que la calidad debe estar presente desde el mismo instante en el que se pisa la escena”. El severo artículo señala además una “falta de coordinación coreográfica entre los solistas y el resto del grupo” y llega a calificar de decepcionante el pas de deux final.
Cuba se queda sin deportistas, sin artistas, sin jóvenes, sin personas, sin deseos de vivir. Solo permanecen los dictadores, su corte y sus fuerzas represivas, que parecen contentos con el vaciamiento, si con él se van todos los opositores. Pues cada cubano es un potencial opositor, un posible “enemigo interno”.
EL BALLET DE CAMAGÜEY SE QUEDA SIN OCHO BAILARINES TRAS GIRA POR ESPAÑA
