LA “CENA DE BLANCO” ES CELEBRADA POR SEGUNDA VEZ EN LA HABANA A PESAR DE LAS CRÍTICAS
La “Cena de Blanco” es celebrada por segunda vez en La Habana a pesar de las críticas. El sábado 11 de noviembre, La Habana fue escenario de Le Dîner en Blanc (Cena de Blanco), un evento estilo picnic gigante y “muy chic”.
Esta famosa cena se llevó a cabo por segunda vez en la capital cubana, a pesar de las críticas.
En esta ocasión, el Club Habana fue el lugar elegido para recibir a los participantes, la mayoría de los cuales eran extranjeros vestidos elegantemente de blanco.
La jornada comenzó alrededor de las 5:00 p.m. con un cóctel de bienvenida a base de ron Santiago y tabacos.
El Club Habana, ubicado en Miramar y habitualmente reservado para eventos de diplomáticos y empresarios extranjeros, se transformó en un escenario de lujo con mesas largas vestidas de blanco, decoradas con copas, servilletas, velas, vino y champaña.
Los asistentes disfrutaron de un menú exclusivo que incluía langosta, cordero, pescado y pasta.
A pesar de la propuesta festiva, la Banda de Boyeros, dirigida por Daya Aceituno, intentó animar la fiesta con poco éxito, según videos compartidos en la página de Facebook del evento.
La música grabada parecía resonar más entre los comensales que la banda municipal.
Desde octubre, cuando se anunció el evento en el sitio web Travel Trade Caribbean, este generó críticas y polémicas en las redes sociales.
La contradicción entre el lujo y la opulencia gastronómica del evento y la realidad de la fuerte escasez de alimentos en Cuba, así como la miseria generalizada, provocó un debate en línea.
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El economista cubano Pedro Monreal señala que este tipo de evento no solo representa un “consumo de élites” sino también una forma de impugnación del sistema de consumo anterior que se desmorona.
Monreal sugiere que la Cena de Blanco se convierte en una mercancía ambivalente que expresa el deseo de participación en el imaginario globalizado, pero que está reservada para un círculo restringido.
Una encuesta reciente de Cubadata reveló que casi la mitad de los entrevistados en la isla (47.2%) ha dejado de comer durante todo un día debido a la escasez de alimentos.
Food Monitor Program, una iniciativa independiente que estudia la inseguridad alimentaria en Cuba, considera que este evento es esencialmente un club privado que derrocha ostentación, a pesar de su aparente amplitud.
Germán Quintero, coordinador académico del programa, sugiere que las barreras de acceso al evento buscan atraer a personas con un perfil socioeconómico acomodado, constituyendo lo que él llama la nueva aristocracia en la isla.
Para Quintero, aquellos que participan se convierten en cómplices de la tragedia alimentaria de las personas cubanas comunes, ya que, bajo la fachada del turismo, el evento se convierte en una oportunidad para el régimen de renovar su imagen y recuperar prestigio.
