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LAS IMPLICACIONES DE SER ANCIANOS EN CUBA

LAS IMPLICACIONES DE SER ANCIANOS EN CUBA
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Las implicaciones de ser ancianos en Cuba. Llegar a la jubilación debería ser anhelado para cualquier trabajador. Después de  3 o 4 décadas de labor, es el momento de cumplir los sueños y necesidades que el trabajo no dejaba realizar, pero en Cuba, jubilarse es una pesadilla. Con una población adulta mayor en crecimiento, este sector poblacional es el más empobrecido del país, pues son pocos los jubilados cuyas pensiones sobrepasan el salario promedio del país de 4000 pesos.
Los ancianos se ven obligados a vivir y depender de sus familiares. La paupérrima pensión que reciben no les alcanza ni para comer una semana, la galopante inflación en la isla se ha encargado de hundir en la pobreza extrema, sobre todo, a los que viven solos. Es común ver a muchos de ellos vendiendo artículos en las calles, que van desde cigarrillos hasta jabitas de nylon, tambíen recogiendo latas y botellas para venderlas como materia prima. Mendigar es la opción de algunos que por discapacidades contraídas con la edad, no pueden realizar labores que les ayuden a aumentar su mísera pensión.
Lourdes de 78 años dedicó más de 40 años de su vida a trabajar en los Círculos infantiles, hoy su pensión de 2600 pesos no le sirve de nada. “La comida y las medicinas son lo más importante a mi edad, y no tengo ninguna de las dos” dice, no tuvo hijos y vive con su hermana menor, también pensionada, la que le ayuda con la alimentación y otras necesidades debido a su discapacidad motora. “El dinero que cobro se va como agua, y pasamos hambre, mucha hambre porque no nos da para comprar comida fuera de la bodega. Ahora mi hermana se puso en un trabajo de limpieza en una Mipyme, es un dinerito más, y de vez en cuando el dueño nos vende algo a menor precio o fiado del salario de ella. Así vamos tirando”.

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La pensión de Lourdes sobrepasa la pensión mínima de 1525 en más de 1000 pesos, pero no le sirve para cubrir el mes, la inflación que padece la isla no baja y cada día el poder adquisitivo de los cubanos es menor, para los adultos mayores la pensión es una “injusticia revolucionaria”, “Lo dimos todo por esto”, me dice Lourdes, “yo alfabeticé en Maisí, fui fundadora de los CDR, apoyaba toda tarea que nos encomendaba el Comandante, ahora no hay valores, el que más tiene es el que vale, y nosotros los fieles defensores de la Revolución morimos de hambre y enfermedades por falta de medicamentos”.
Para Juan Ramón de 67 años la situación es más difícil porque vive solo. Tiene 3 hijos varones, pero se han olvidado de su progenitor. Al no tener pensión su situación alimentaria es extrema. Está en los huesos, y la prótesis se le cae debido a su delgadez. “Yo hago de todo para buscarme un dinerito”,  dice, “arreglo sombrillas, coso zapatos, pinto una casa, hago mandados, cojo turnos en colas, hago de todo para comer”. No tiene pensión porque pidió una licencia sin sueldo en su trabajo en un contingente en La Habana en 2011 para ir a cuidar a su mamá enferma, y lo despidieron. En el apuro dejó su expediente laboral que ahora intenta recuperar para reclamar su pensión.
“Paso hambre porque vivo de lo que llega por la libreta, y en este mes solo ha llegado 3 libras de arroz y 3 de azúcar, ahora mismo ya se me acabó, estoy a base de las viandas que puedo comprar, mayormente boniato y plátano burro, las hiervo le echo sal y pa’ dentro, sin respirar, ni un poquito de aceite le puedo echar porque ya ni sé desde cuando no llega a la bodega”.
Con una población adulta mayor en crecimiento, una de las mayores de América Latina, el gobierno cubano ha dejado abandonado a estos fieles seguidores que mantuvieron y defendieron el país en zafras, movilizaciones para la agricultura y misiones internacionalistas. Estos fieles servidores del castrismo olvidados por el sistema que los explotó durante sus años mozos, hoy desesperanzados solo les queda recordar un pasado revolucionario que les ha conducido a la miseria.
Maricel Nápoles González

Maricel Nápoles González

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