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CARTA 02 A DÍAZ-CANEL

CARTA 02 A DÍAZ-CANEL
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II

Miguel:

Hoy comienza otro curso escolar en Cuba, o mejor dicho, otro curso de adoctrinamiento oficialista y reafirmación ideológica. Porque lo que se dice aprender algo útil e interesante, lo dudo mucho. Eso no es lo que te interesa a ti ni al consejo de generales nonagenarios. Tampoco le interesaba a “the Fidel”.

Solo hay que asomarse a las redes sociales para constatar los extremos niveles ignorancia de la que hacen gala innumerables cubanos, no saben ni hilvanar una oración coherente. Tú tampoco sabes. Ni Lazo, ni Salvador Valdés Mesa, que siempre está dormido, pero ni siquiera habla en sueños. Lo tuyo es revolucionar la revolución en un momento en que nadie se revoluciona. Lo tuyo es la técnica sin técnica.

La tan cacareada campaña de alfabetización de 1961 solo perseguía que los campesinos supieran firmar las leyes expoliadoras y rapaces que “the Fidel” les imponía, para usurparles las tierras, los animales y hasta sus vidas a favor de su monopolio absoluto del país. Siempre fue más terrateniente que nadie.

Pero volviendo al curso escolar, te cuento que cada vez las pizarras están más rajadas y opacas. Apenas se entiende lo que las maestras garrapatean con las diminutas tizas a punto de pulverizarse. Las aulas cubanas también están rajadas, desconchadas, al borde del derrumbe. Ahorita se derrumbarán al primer grito de “¡Pioneros por el Comunismo…!”. Los pupitres no sirven ni para leña. No les cabe un grafiti más.

Las pañoletas siempre me han parecido grilletes, nudos corredizos listos para ahogar cualquier palabra o grito inconveniente a la doctrina oficial, patriotera y obtusa. El que no quiera ser como el Che, se ahogará con su propia pañoleta. No importa que nadie entienda ni le importe ya qué rayos es ser como el Che: ¿Asmático? ¿Un médico que prefiere cargar balas antes que medicinas? ¿Un fanático de los fusilamientos? ¿Un exportador fallido de un producto de tan baja calidad como la revolución cubana? ¿Quizás, en el mejor de los casos, un aficionado al ajedrez? ¿Lo sabes tú, Miguel?

El curso escolar significa para muchos padres, madres y demás familiares, un par de zapatos que puede llegar a costar 7000.00 pesos cubanos, según amanezca el inestable mercado nacional. También significa una merienda que puede costar 300.00, 400.00, 500.00 pesos diarios, según el tipo de pan y lo que pueda acomodársele en su interior: aceite, algún embutido lasqueado bien fino para que dure lo más posible, jamonada de la verde que viene a la bodega a veces, ¿huevos? Para otros, sencillamente, no hay merienda posible. Y la letra quizás entre con sangre, pero no con hambre.

Feliz inicio de curso escolar 2023-2024, Miguel. Infeliz es, sin dudas, para los niños y jóvenes cubanos.

Leo

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Leopoldo Avila Jr.

Leopoldo Avila Jr.

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