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CARTA 16 A MIGUEL DÍAZ-CANEL POR: LEOPOLDO ÁVILA JR.

CARTA 16 A MIGUEL DÍAZ-CANEL POR: LEOPOLDO ÁVILA JR.
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Carta 16 a Miguel Díaz-Canel

Por: Leopoldo Ávila Jr.

¿Cuántas libras pesaron los souvenires que la Machi compró por las boutiques de Irán? Lo bueno es que el avioncito de Plus Ultra no limita el peso de los equipajes. Capaz que te convierta la casa ahora en una mezquita, te elimine los muebles y te obligue a sentarte sobre las alfombras persas. Bueno, peor sería que le diera por disfrazarse de odalisca y bailarte la danza de los siete velos. Seguro que algún juguetico sexual musulmán se trajo de esos desiertos.

Debe haber implantado algún que otro record de compra en las tiendas, o al menos un record de precio. A ustedes les gustan las pacotillas caras. Relojitos, tablets, zapaticos, camisitas. Hasta tu hijastro se la gastó buena en el portafolio que lució por allá a ver si impresionaba a alguna morita, para anotarse un romance al estilo de las “1001 y una noches”.

Vaya, que quizás hasta te compraste una lámpara maravillosa para que la Reina Madre Raúl le pida tres deseos al pobre genio que vive en su interior: que Rusia vuelva a ser la URSS, que Nikita Kruschev haga caso a Fidel en 1962 y ataque a EE.UU con todos los misiles que tenía escondido en Cuba, y que sus cuentas bancarias tengan más dinero aun del que se ha robado todos estos años.

No le bastan con los cohetecitos que le compró a Bielorrusia, él se quedó con el deseo de tener bombas atómicas, de sentirse poderoso, primermundista, y dejar de ser un guerrillerito frustrado que en 1953 se parapetó tras enfermos, médicos y enfermeras para tirarle algunas balas al Cuartel Moncada. (Bueno, al menos él estuvo allí. Fidel se quedó tomando cerveza en los carnavales de Santiago mientras dejaba que mataran a los otros por él, y así se quitaba del medio de Abel Santamaría)

No creo que Raúl le pida al genio la resurrección de su hermano. Que se quede tranquilo bajo su pedrusco, bien lejos. Siempre vivió a su sombra carismática, condenado a jugar a los soldaditos de carne y hueso, a los Bastiones y a las guerritas africanas, a ver cuántos diamantes se le pegaban. Ahora es el número uno, el Juan sin Tierra que relevó a Ricardo Corazón de Caguairán, y mete presos a todos los Robin Hood que asoman la cabeza y gritan “Patria y Vida”.


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¿Y cuáles deseos pedirías tú? ¿Lograr articular una oración completa y coherente? ¿Tener vida en los ojos? ¿Tener corazón, como el Hombre de Hojalata de “El mago de Oz”? Quizás te decidas por pedir un cerebro, como el Espantapájaros. Aunque no espantas nada, ni a las cucarachas.

Mejor pides una cara con músculos funcionales, y un poco de vergüenza no te vendría mal. También te convendría un poco de voluntad propia. Porque entre Raúl y la Machi no tienes chance para hacer algo por tu propia iniciativa. Eres un simple edecán, un sátrapa, un ordenanza desechable, un presidente instantáneo y aguado. Quizás hasta el genio te meta el pie y te deje por él dentro de la lámpara. Total, te la pasas realizando los deseos de otros…

Bueno, te dejo para que sacudas la arena del Sahara de tus guayaberas caras, no sea que le rompas la lavadora a la Machi. Hasta más ver, por desgracia…

Leo

CARTA 15 A DÍAZ-CANEL POR: LEOPOLDO ÁVILA JR.

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Leopoldo Avila Jr.

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