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CARTA A DIAZ CANEL

CARTA A DIAZ CANEL
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CARTA A DIAZ CANEL

Miguel:
Espero que a la lectura de la presente estés ya en la última y triunfante etapa de la pronta recuperación del oportuno estado viral que oportunamente te impidió visitar las zonas de Pinar del Río afectadas por la tormenta tropical Idalia, y que te brindó tiempo para navegar un poco más por las redes sociales y enterarte de la tragedia de Johannesburgo, y hasta twittear par de lágrimas de cocodrilo por este desastre tan lamentable como muy lejano, casi en otra galaxia.

Pues si en algo eres experto es en notar las motas en los ojos ajenos y evitar a toda costa los pedruscos que se acumulan en los ojos de tu país, que ya no tiene ojos, y que de tanta hambre ya no tiene hambre, pues está estragado hace 62 mil milenios.

En La Habana se caen, a menudo, muchos edificios y casas. Recién el paso de Idalia dejó a varias personas sin hogar, y no twitteaste nada sobre eso. De hecho, cada mal tiempo, cada aguacero que cae sobre la capital es recibido con terror por muchos. Con la próxima gota puede venir el fin de sus hogares y de sus vidas.

Pero tu Twitter calla, tus ojos miran hacia Johannesburgo, quizás hacia Ana Hurtado (¿sabes algo de ella? Está perdida de la Mesa Rezonza. Ya no la vemos en los Domingos Rojos y los maratones cederistas) y sobre todo miras hacia los zapatos de Putin, que bien merecen otro combativo twitter.

Los zapatos de Putin deben ser caros y muy brillantes. Y más caros que toda la zapatera de tu esposa que trabaja en su trabajo. Debes estar loco por seguir lamiéndolos. Los probaste y te gustó. Por eso le regalas jóvenes soldados cubanos para que siga con su estúpida invasión a Ucrania. Carne de cañón para que Raúl Castro y su círculo íntimo de generales nonagenarios sigan excitándose y soñando con las pasadas glorias de la Unión Soviética, de la guerra de Angola.

Raúl debe estar desesperado por hacer otra Operación Tributo, con muchos pioneritos recibiendo en las calles los cadáveres de los padres de sus amigos muertos en las batallas de Angola. Debe estar esperando los primeros cuerpos cubanos baleados en las ciudades ucranianas. Ya están listas las medallas.

A propósito ¿Cómo está tu ruso? ¿Lo has practicado recientemente? Por tu edad y tus papelazos, eres de los que no estudió inglés en la secundaria ni en el preuniversitario. Te tocó aprender ruso. Cuando te otorguen la Orden Lenin seguro la agradecerás (y resistirás) en el idioma natal de Putin. Y claro, en nombre y en honor del tal “the Fidel”.
Bueno, Miguel, basta ya por hoy. Seguro estás muy ocupado preparando el inicio de otro glorioso curso escolar en Cuba, con mucho fervor revolucionario y…mucho fervor revolucionario. ¿Para qué necesitan libretas, lápices, merienda, zapatos, uniformes? Si Camilo una vez se comió una yegua cruda en la Sierra, ¿verdad?
Hasta la victoria nunca…

Leo

Sobre el Autor

Leopoldo Avila Jr.

Leopoldo Avila Jr.

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