DE LA DOLARIZACIÓN DE LA ECONOMÍA Y LA CORRUPCIÓN.
De la dolarización de la economía y la corrupción. Ante la galopante inflación que padece Cuba, y en espera de la implementación del paquetazo el 1 de febrero, tener dólares o euros es la mejor manera de ahorrar. El cubano de a pie, indefenso ante los vaivenes económicos del gobierno, en camino de dolarizar la economía, ya no puede confiar ni en las tarjetas en divisas.
La moneda libremente convertible (MLC) que hasta la semana pasada era el símbolo económico de los consumidores pudientes del país, hoy ya no lo es. La nueva tarjeta en dólares lanzada por Fincimex y Bandec para comprar combustible y otros insumos puede indicar la paultina muerte del MLC.
Los economistas callejeros vaticinan los derroteros de las medidas económicas gubernamentales, de las cuales nadie cree que resuelvan la profunda crisis del país. “No entiendo por qué tengo que comprar otra tarjeta si tengo una MLC que recibe dólares y euros. ¿Acaso no es divisa igual para comprar combustible?”, dice Eduardo que tiene un Moskvich que usa como taxi, “con esta otra tarjeta dicen que también se puede comprar en las tiendas MLC, ¿y por qué entonces no puedo comprar combustible con la MLC?”.
La preocupación de Eduardo, es la de muchos cubanos que no comprenden la selectividad de las tarjetas. “¿El gobierno no tenía una cuenta única para el manejo de las divisas?”, dice Joaquín, que tiene un auto chevrolet. “Es el enredo de siempre. Verás que al final quitan la tarjeta MLC”.
Los enredos de la distorsión en la economía cubana que el gobierno trata de enderezar, y cada vez enredan más, traen de cabeza a la desorientada población, ya estresada por el paquetazo económico que deja caer el gobierno a cuentas gotas. Cada medida es peor que la anterior. Todas vienen a precarizar más la vida cotidiana.
La desbancada de las tarjeta MLC parece posible porque en competencia con la Clásica de Fincimex y la Bandec, las prestaciones de la primera son mejores. Las nuevas tarjetas pueden recargarse desde el exterior como la MLC, pero también, los usuarios las pueden recargar en el país con divisas compradas en el mercado informal, no lleva el papeleo bancario de la MLC, y el cliente no tiene que identificarse cuando compra, con el pin es suficiente. Además tienen el plus de la compra de combustible.
“Es una tarjeta perfecta para que el gobierno recoja los dólares de la calle”, dice Joaquín, “yo creo que ese es su objetivo, fíjate que todavía no han dicho la nueva tasa de cambio, verás que van a esperar como se desenvuelve, y si recoge dólares, anuncian la nueva tasa oficial”.
Sin embargo, el gobierno tiene un problema, las tiendas MLC están desabastecidas, y los pocos alimentos que llegan se venden más caros que los de las Mipymes.
“Aquí en Santiago las tiendas lo único que ofertan de cárnico son tubos de picadillo que valen entre 2.80 y 2.95, un solo tipo de jabón a 1.35 y la cerveza Parranda, las confituras es un poquito para cada tienda y se acaba el mismo día”, dice David, trabajador de una tienda MLC. “Y los precios de los productos suben en cada vuelta, ayer sacaron frijoles negros y blancos, y les subieron como 20 centavos. La gente saca cuentas, las mipymes salen más baratas”.
“Al final aquí todo se resuelve por detrás”, dice Eduardo, “el gobierno con sus gasolineras en dólares, y nosotros comprando la balita de gasolina a 2000 pesos. ¿Quién necesita las tarjetas de Fincimex y Bandec?, los turistas, que si es cubanoamericano también la compran por la izquierda. Lo mejor que tiene Cuba es la corrupción, con esa no hay quien acabe en este país”.
