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DEL JAMÓN IBÉRICO AL PICADILLO, LOS POLOS DE LA ALIMENTACIÓN EN CUBA.

DEL JAMÓN IBÉRICO AL PICADILLO, LOS POLOS DE LA ALIMENTACIÓN EN CUBA.
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Del jamón ibérico al picadillo, los polos de la alimentación en Cuba. Mientras el desgobierno cubano reconoce que más de 1200 comunidades viven en la miseria, la “no primera dama” Liz Cuesta se da el lujo de celebrar el Festival culinario “Cuba Sabe”, una burla a la hambruna que padece el pueblo cubano desde que inició la Tarea ordenamiento.
Barrios y personas vulnerables es el eufemismo que utiliza el castrismo para denominar a la pobreza que se extiende por todo el país. Los que nacimos después de la Revolución, el mayor por ciento de los cubanos, no hemos conocido otra forma de equiparamiento social que no sea la libreta de abastecimiento, que nos iguala, y también nos raciona la cantidad de alimentos a consumir mensualmente.
El racionamiento estatal: 6 libras de arroz, 3 de azúcar, media libra de aceite, un paquete de sal por núcleo mayor de 3 personas, 10 onzas de granos, y las contadas proteínas 5 huevos pércápita, picadillo, mortadella y pollo, desaparecidos de las carnicerías en los últimos meses. La declaración del embajador de España, país invitado, de que “Cuba sea también reconocida por su gastronomía” y que “la gente diga: voy a la La Habana a comer”, es una mofa a un pueblo hambreado, al que su gobierno les viola el derecho a una alimentación equilibrada y nutritiva debido a sus fallidas políticas económicas.
Es mayúsculo el cinismo de los gobernantes, que conscientes de la hambruna popular realizan el evento a puertas cerradas, mientras en  las calles de la Habana, y de todo el país, los cubanos deambulan buscando el alimento diario que no satisface la magra propuesta de la retrasada canasta básica. Vivimos en modo subsistencia, al día, ocupados en completar el arroz sin nada que tenemos en casa.
Hambrientos andamos los cubanos, comer se ha convertido en nuestra obsesión. Mientras los invitados al certámen de Lis Cuesta discuten las calidades y usos del jamón ibérico, cárnico estrella del concurso, nosotros “luchamos” un picadillo, que ni Sobrino, el defenestrado Ministro de Alimentación, conoce sus ingredientes, aunque suponemos que la tripa sea uno de ellos.
¿A qué Sabe Cuba? A miseria, a dolor y desesperación de un pueblo que no tiene futuro dentro del socialismo impróspero e insostenible. Cansados de mentiras como el vasito de leche o el limón como base de todo. El país se ha convertido en un puzzle para los gobernantes, que en sus recorridos visitan fábricas paralizadas por falta de materias primas, maquinarias y financiamiento. En su impotencia lanzan quejas de mal trabajo, pero no soluciones. Cuba es hoy un páramo improductivo, y el pueblo una masa de mendicantes del gobierno.
Los eventos culinarios de la “no primera dama” son una farsa elitista que no representan la cocina popular cubana. Las tradiciones nacen del quehacer popular, las recetas de la cocina cubana no necesitan estar encerradas en el Iberostar Grand Packard, cuando el evento se le dedica a la cocina tradicional bayamesa. Mientras, los bayameses, desconocedores del homenaje a su cocina, se ajustan el cinturón y comen una vez al día.

Maricel Nápoles González

Maricel Nápoles González

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