FOOD MONITOR PROGRAM DENUNCIA EL INCREMENTO DE LA VENTA DE CARNE DE GATO DEBIDO A LA FALTA DE ALTERNATIVAS CÁRNICAS
Food Monitor Program denuncia el incremento de la venta de carne de gato debido a la falta de alternativas cárnicas. En Cuba, la organización independiente Food Monitor Program (FMP) ha denunciado un preocupante incremento en la venta de carne de gato debido a la falta de alternativas cárnicas.
Lo que antes era una práctica clandestina ha empezado a visibilizarse en redes sociales, especialmente en Guantánamo, donde grupos como “Revolico Guantánamo” en Facebook muestran anuncios de esta carne.
Esta organización ha expuesto la historia de un joven llamado “Dairon”, quien inicialmente cazaba y vendía gatos para ayudar a su familia, pero luego empezó a comercializar la carne en su comunidad debido a la demanda. Este caso es solo uno entre varios comerciantes en la provincia de Guantánamo.
La creencia popular de que la sopa de cabeza de gato tiene poderes curativos, como combatir enfermedades neurológicas y la artritis, ha contribuido a la popularización de esta práctica.
Los cazadores de gatos roban los animales, sin importar si tienen dueño o son callejeros, y los procesos de matanza no son higiénicos ni humanos. La carne se asemeja a la del conejo, lo que facilita su comercialización.
Los dueños de gatos y activistas han alertado sobre el robo de mascotas en barrios vulnerables, donde estos casos son frecuentes.
Además de Guantánamo, se han reportado denuncias de matanza de animales domésticos en otras provincias a través de redes sociales.
El artículo menciona un caso viral donde un usuario exhibió públicamente un gato desollado en una cazuela, listo para ser cocinado.
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Esta situación recuerda el “Período Especial” de los años 90, cuando se comía bistec de gato y se inventaban diversas “recetas” para sobrevivir a la hambruna.
A pesar de las multas establecidas por el decreto-ley de Bienestar Animal, que van desde 1.500 a 4.000 pesos cubanos para quienes maltraten a los animales, estas prácticas continúan extendiéndose en Cuba.
Aunque la normativa también prohíbe el abandono y maltrato de los animales, organizaciones y activistas animalistas han denunciado que no se cumple adecuadamente.
La situación plantea interrogantes sobre la resistencia a la crisis que menciona el régimen comunista de Cuba y evoca el difícil período de escasez de los años 90.
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