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LA MUJER CUBANA Y SU REDENCIÓN REVOLUCIONARIA.

LA MUJER CUBANA Y SU REDENCIÓN REVOLUCIONARIA.
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La mujer cubana y su redención revolucionaria. La enésima manifestación en Cuba fue protagonizada por mujeres. En el municipio Maisí, Provincia de Guantánamo, las mujeres y niñas/os de la comunidad La Favela, no tuvieron más opción que tirarse a protestar, las causas: no tienen agua, ni comida y por ello sus niños no están yendo a la escuela.
Protestar en Cuba es una heroicidad porque tenemos miedo. La represión es grande y ya el régimen ha demostrado sus garras, el encarcelamiento por varios años es la condena para todo aquel que ose expresar su disconformidad ya sea en la calle o en las redes sociales. Pero las residentes  de La Favela ya están muriendo de hambre, sed y sarna, por eso desde las ancianas hasta las niñas cerraron una carretera con sus tanques plásticos vacíos, única manera de que sus reclamos sean escuchados.
Duele ver el video de los represores amenazando y golpeando a mujeres famélicas solo por reclamar el derecho a la alimentación y el acceso a un recurso como el agua. Pero ellos son el reflejo de nuestra sociedad socialista machista y abusiva, dónde impera el “ordeno y mando”, el diálogo no forma parte del discurso dictatorial.
El régimen castrista siempre se ha proclamado como un férreo defensor de los derechos de la mujer. Se regodea de logros como su incorporación masiva al trabajo y la creación de instituciones educacionales gratuitas, así como la fundación de la FMC (Federación de Mujeres Cubanas), una organización creada por un hombre (Fidel Castro), a la cual todas las cubanas están obligadas a inscribirse desde los 14 años, y que a la postre es un medio de control de este sector poblacional.
En las crisis económicas sistémicas que sufre la economía cubana a partir de la caída del campo socialista, las mujeres y los niños son de los sectores poblacionales más golpeados. Las mujeres siguen teniendo el protagonismo en los hogares en la búsqueda y preparación de los alimentos, y el cuidado de los hijos, además de ser muchas de ellas cabezas de familia.  Ellas son las que salen a protestar bloqueando calles con dísimiles objetos, desesperadas porque no pueden proveer las necesidades de sus hijos. Siempre reclamando derechos fundamentales: alimentación, salud y viviendas que el régimen no puede garantizarles.

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Son ellas las que más sufren las violencias generadas por la crisis, y muestra de ello es el creciente número de feminicidios contabilizados por plataformas independientes, 71 en lo que va de año, y aún el gobierno cubano se niega a implementar una ley integral de género.
La violencia es intrínseca a las dictaduras, reprimir mujeres y niños indefensos es muestra de ello. Los represores en Maisí, todos hombres, representan el androcentrismo que domina la sociedad cubana. El evidente desprecio e insensibilidad de los represores por esas mujeres señala una educación centrada en la instrucción política, los derechos humanos nunca han formado parte del sistema educativo cubano.
Las protestas femeninas continuarán. Más mujeres seguirán bloqueando calles y carreteras, y la dictadura no tiene formas de pararlas sencillamente porque está inacapacitada para resolver sus demandas.
Para las mujeres de Maisí, nuestro aplauso, nos demostraron las paupérrimas condiciones en que viven las intríncadas comunidades cubanas. Ahora nos toca defenderlas del ensañamiento de un régimen que no dudará en encarcelarlas como prevención de futuras ‘alteraciones del orden público’, ya mostraron sus garras amenazando a Yadiuska Domínguez de que sus publicaciones pueden llevarla a la cárcel.
La protesta provocó la llegada de tanques plásticos y del agua, que nunca arribaron cuando se les pidió a las autoridades por los canales reglamentados. La vía para alcanzar nuestros derechos es la protesta pacífica en las calles. No nos pueden encarcelar a todas.
La redención revolucionaria de la mujer cubana es una químera. De nada nos vale militar en una Federación de Mujeres que ni siquiera se pronuncia por los feminicidios y maltratos que sufren sus afiliadas. El accionar dictatorial es claro, condenar a mujeres vulnerables en defensa de un régimen que dice protegerlas.
Maricel Nápoles González

Maricel Nápoles González

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