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LA SED INSACIABLE DE CUBA: CRÓNICA DE UNA TRAGEDIA AMBIENTAL

LA SED INSACIABLE DE CUBA: CRÓNICA DE UNA TRAGEDIA AMBIENTAL
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La sed insaciable de Cuba: crónica de una tragedia ambiental. Las grietas en la tierra sedienta de Cuba son tan profundas como las que laceran el alma de su pueblo.

La sequía que la azota no es solo un fenómeno natural, es la crónica de una tragedia ambiental anunciada, un capítulo amargo escrito con tinta de deforestación, salinización y una “voluntad hidráulica” que ha mutilado el ecosistema de la isla.

Desde la época colonial, la tala desmedida de bosques para la siembra de caña de azúcar y la ganadería ha desnudado la tierra, dejando a merced del sol y la lluvia un suelo vulnerable a la erosión.

La Revolución Cubana, con su afán de convertir a la isla en un gigante agropecuario, intensificó este proceso.  Ejemplo de esto fue la creación de la Brigada Invasora de Maquinarias “Che Guevara” taló 180 mil hectáreas de bosques para la fallida zafra de los diez millones de toneladas de azúcar en 1970, y poco después la tala de todo el cordón de La Habana, miles de árboles frutales fueron derribados para sembrar el inmenso fracaso que fue el café Caturra, asestando un golpe mortal a la ya frágil ecología cubana.

La “voluntad hidráulica” de Fidel Castro, esa obsesión por controlar las aguas, también ha contribuido a la sed insaciable de Cuba. La construcción de embalses y pedraplenes ha desecado aún más la isla, atrapando el agua dulce y condenando los suelos a la salinización. El río Almendares, otrora fuente de vida, ahora agoniza bajo el peso de 19 mil metros cúbicos de desechos diarios. La bahía de La Habana, otrora joya natural, se ha convertido en una de las más contaminadas del mundo.

Las consecuencias de este despojo ambiental son devastadoras. El 60% de la superficie cultivable está degradada, la salinización avanza como una marea inexorable, y amenaza la producción de alimentos. Los pedraplenes, moles de piedra que unen la cayería norte con la isla, han fragmentado los ecosistemas marinos y costeros, poniendo en peligro la vida marina y las playas. Auténticas joyas de la isla y parte de su cultura.


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El gobierno cubano, en lugar de asumir su responsabilidad en este desastre, culpa al cambio climático y se escuda en la propaganda.

La sed de Cuba no se saciará con medidas cosméticas ni con discursos vacíos. Se necesitan acciones urgentes, un cambio profundo en la forma de concebir la relación con la naturaleza.

Solo sacando del poder a los culpables, con la participación activa de todos los sectores de la sociedad, con transparencia y responsabilidad, se podrá evitar un futuro aún más sombrío.

Las grietas en la tierra cubana son un símbolo dolor y desolación. La supervivencia de la isla depende de nuestra capacidad para sanar las heridas que le hemos infligido y sobre todo el Gobierno que toma decisiones y desliza presupuestos.

Al gobierno Canel-Castrista no le importa la isla, ni sus habitantes, desprecia la tierra que los sostiene, están enfermos de poder y enajenados de dinero. La sed de Cuba es un grito que no podemos ignorar. Tenemos que liberar a Cuba, también para cuidar su clima, sus aguas, su suelo.

 


RESIDENTES DEL MUNICIPIO CERRO DE LA HABANA EMITEN RECLAMOS POR EL EXCESO DE CLORO EN EL AGUA POTABLE

https://periodismodebarrio.org/2023/11/las-sequias-en-cuba-explicadas/amp/

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