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SERGIO GIRAL: EL CINEASTA CUBANO QUE SITUÓ A LOS CIMARRONES EN EL MAPA

SERGIO GIRAL: EL CINEASTA CUBANO QUE SITUÓ A LOS CIMARRONES EN EL MAPA
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Sergio Giral: el cineasta cubano que situó a los cimarrones en el mapa. Al decir del crítico cubano de cine Ángel Pérez, el cineasta Sergio Giral (1937-2024), recientemente fallecido en Miami a la edad de 87 años, “proyectó una problematización de las estructuras del poder colonial y del desarrollo de estrategias de resistencia por parte del esclavo, opuesto a un sistema que lo concebía como mercancía, propiedad material, como un cuerpo desprovisto de racionalidad al que podían someter a las peores condiciones de existencia física y emocional.”

Hasta el momento, Giral ha sido el único cineasta cubano que estructuró una filmografía alrededor del “asunto negro” en Cuba, al abordar tanto su rol seminal en los procesos emancipadores armados en la isla, casi un siglo antes (o más) que el estallido de la Guerra de los Diez Años, así como el rol de los negros en la sociedad “revolucionaria”, en la que aparentemente el racismo había sido abolido de golpe, como por arte de magia castrista.

La conocida como “Trilogía de la esclavitud” está integrada por las películas El otro Francisco (1975), Rancheador (1979) y Maluala (1979), que subrayan la importancia del cimarronaje en el despunte independentista. Una cuarta cinta, Plácido (1986), explora otra arista de la negritud cubana, en este caso apuntando hacia la descolocación del mestizo en la sociedad colonial cubana del siglo XIX.

Maluala fue la primera película cubana que ganó un premio Coral en la primera edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en 1979, resaltando a Giral dentro del panorama fílmico de cubano de ese momento.

Mientras su trilogía tiene como principales escenarios las zonas rurales, en las que los esclavos rebelados formaban comunidades de resistencia, la historia del poeta Gabriel de la Concepción Valdés “Plácido” (interpretado por Jorge Villazón) transcurre en las ciudades y tiene como protagonista a alguien que intentaba existir en una zona media entre las multitudes esclavas y la sociedad blanca que se dignaba por momentos a aplaudir talentos negros o mestizos como el violinista Claudio Brindis de Salas y el propio Plácido.

Otras de sus cintas como Techo de vidrio (1982) y María Antonia (1990), indagan la negritud cubana en el siglo XX, antes y después de la irrupción del castrismo sucedida en 1959.

Techo de vidrio padeció la censura del ICAIC durante casi una década, como recordó oportunamente la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) en el obituario que le dedicó a Giral en las redes sociales, a propósito de su muerte. Pues esta película cometió un pecado capital: cuestionó el “paraíso revolucionario” que se acreditaba el haber emancipado definitivamente al negro en Cuba. Entonces aparece Sergio Giral a romper la ilusión y propone un relato que “representaba los fenómenos de corrupción y doble moral de un grupo de funcionarios”.

En 1999, el director declaró en una entrevista que la “película fue hecha bajo supervisión policial y finalmente prohibida por el mismo Fidel Castro. Eso fue un verdadero golpe debajo del cinturón. Me tomó mucho tiempo recuperarme, y solo cinco años después me permitieron continuar mi carrera en el cine”.

La ACC señaló también que Giral “ha sido uno de los pocos cineastas cubanos que de manera sistemática estudió y llevó al cine las influencias africanas y carribeñas en la configuración de nuestra identidad”.

María Antonia, última cinta que el director pudo filmar en Cuba está basada en la obra homónima del dramaturgo Eugenio Hernández Espinosa, y aunque desarrolla casi toda su historia en los años 50 del pasado siglo, finaliza con una elipsis al presente del autor. Aún hay muchas María Antonias en Cuba, más allá de los discursos oficialistas que también se atribuyen la emancipación de la mujer, solo porque fundaron la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y vistieron de milicianas a unas cuantas.

Residente en el exilio desde 1992, Sergio Giral prosiguió filmando y contribuyó al cine cubano con filmes como los cortos documentales La imagen rota (1998), The Way of the Orishas (2000), y The Invisible Color (2016), y Dos veces Ana (2010), su última obra de ficción.


https://youtu.be/58en5Mi0zZ8?si=FS4WP9ILAk93E-jW

https://youtu.be/v6vGqACEP8A?si=XGg9NN9SoCSt6FCG

https://youtu.be/4KhpKyYit8k?si=dJhn5lvwD7izimuz

https://youtu.be/dq9aPz8pWGY?si=ERErvtg64GEFEyld

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